La pasión vestida
“…Tanto le gustó, que pensó que
alguien con ese talento no debía estar sin calzado, así que mandó que le
hicieran un par de sandalias muy especiales, adornadas con oro rojo…”.
@DianaRolove
El caos habitual de la gran ciudad se vio interrumpido, desperdiciar la oportunidad de disfrutarla en los días donde la mayoría sale nunca la dejo pasar, la tranquilidad me permitió ver con calma mi lista de pendientes personales y del mundo del acompañamiento, mande un par de mensajes a las señoritas en mi lista los cuales fueron contestados con prontitud y calidez, pero al final no pude cuadrar con ninguna de ellas, alguna otra actividad me desviaba del objetivo, parecía que serían días de asueto por lo que abandone la idea y preferí terminar mis pendientes personales. Con la intensión de hacer menos tedioso mi camino a casa abrí mi Twitter y de pronto apareció frente a mí una imagen que me cautivo –unas zapatillas rojas–, la idea desechada regreso con fuerza, envíe un mensaje solicitando los pormenores la respuesta fue rápida, cuadramos hora y lugar la idea se materializaba; sonó mi celular y la persona del otro lado del teléfono necesitaba de mi ayuda no podía negarme además la tarea no era complicada, el reloj no jugaba en mi contra, la tranquilidad de la ciudad me daba un pequeño margen no pensaba desistir de la idea de conocerla, parecía que podría cumplir con la hora pactada pero tenía que hacer una parada técnica en mi casa lo cual afectaba la hora de vernos, le mando un mensaje pidiéndole retrasar un poco nuestra cita, muy amable me contesta que no hay inconveniente por lo que me dirijo al lugar de mil batallas, procedo con el conocido ritual y la adrenalina de la espera empieza a recorrer mi cuerpo -suena el teléfono-, al otro lado de la línea una voz me dice “tiene una llamada”, contesto “bueno” y la voz que ahora responde al otro lado del teléfono es más dulce “solo confirmo que estés ahí”, cuelga y ya tengo una sonrisa en la cara, a los pocos minutos el toc toc en la puerta.
La pasión se presentó ante mi
puerta, es la mejor manera de describir la musa que se revelo al abrir la
puerta, en los mensajes le solicite un
accesorio -el par de zapatillas rojas-, un color asociado a la pasión, a la
atracción, en la antigüedad solo la aristocracia podía calzar zapatos con este
color ya que el proceso para obtener este pigmento era extraordinariamente
caro, el primero en utilizarlos fue el Rey Sol, quien estaba frente a mí era una
verdadera reina, mujer de piel blanca tersa el tono de su piel resaltaba aún más
con su hermosa cabellera negra, su exquisita piel era resguardada por un
vestido rojo, sus piernas largas y hermosas, todo ese cuadro de belleza
rematado por el atractivo de esos zapatos de color rojo como un rubí. Cuando
cruzo el umbral de la puerta, me saludo con un beso en la mejilla, pero no fue
tan impresionante como su andar hacia la orilla de la cama; tengo la cualidad
de observar muchos elementos en un vistazo, algo que inevitablemente captura mi
atención es el andar lo considero una forma inconsciente de proyectar nuestro
ser, el andar femenino me cautiva, si este va adornado por unos tacones la
elegancia, gracia, seguridad, lo que logran simplemente lo describiría como
magia, el andar de una mujer es tan poderoso que puede cambiar la atmósfera de
un lugar, cuando se detuvo frente a mi estaba hechizado, bajo los influjos de
su hechizo la seguí hacía la orilla de la cama, rápidamente ella tomó la
iniciativa, puso sus labios junto a los míos, el sabor de su boca es tan dulce,
quería seguir saboreando de su boca pero ella tiene otra intención, se separa
de mí unos milímetros con este espacio gira su cuerpo y comienza contonear su cuerpo contra el mío, la forma
en que se mueve aumenta el hechizo en mí persona, mi boca se acerca a su cuello
y con el primer beso compruebo lo que el sabor de su piel y su olor son
deliciosos, siento su cuerpo erizarse, nuevamente gira y nuestros labios se
vuelven a encontrar, mis manos la sujetan por la cintura, a los pocos segundos
exploran por debajo del vestido, mi boca tiene como destino sus senos, para poder disfrutarlos mejor mis
manos bajan su vestido, dejando al descubierto un par de hermoso senos, mi boca
los recorre y lame, siento su pezón erizarse, me siento en la orilla de la cama
para que mi cara quede en el lugar preciso para seguir saboreando su piel, mi
excitación aumentaba y la misma se disparó cuando se retira de mis caricias
para despojarse del vestido, la silueta que esta frente a mis ojos es tan
elocuente, solo cubierta por una tanga casi tan perfecta como su desnudes,
aprovecho ese instante e imito su acción quedando desnudo frente a ella, su voz
me dice “quieres que te la chupe”, no es necesario contestar solo asiento con
la cabeza, toma el condón lo pone en mi miembro y en cuclillas frente a mi
comienza con un grandioso oral, sus labios logran grandes sensaciones en mi
cuerpo, después de unos minutos le pido se recueste, deseo sentir su sexo, cumple
mi deseo pero antes se desprende de su última prenda, dejando su cuerpo totalmente
al desnudo, su andar es mágico y aunque solo necesita un par de pasos para
llegar a la cama estos son hechizantes, la gracia con la que se pone en cuatro
sobre la cama es de una reina, toda su belleza está enmarcada por ese par de zapatillas,
la imagen frente a mí es exquisita, tomo mi miembro y lo introduzco lentamente
en su sexo, su calor y humedad me invaden, empiezo lentamente a embestirla
mientras mi manos sujetan su cintura y mi mirada recorre su espalda, mis
embestidas, poco a poco aumentan de intensidad, cada una de ellas me va
acercando al éxtasis, sus gemidos inundan la habitación al igual que su olor, es
en estos momentos donde dejo que mis sentidos se llenen de ella para que me
lleven al éxtasis, poco a poco voy legando al irremediable y exquisito final y aunque
he terminado la imagen frente a mi es tan provocativa que sigo por unos
segundos penetrándola tratando de alargar las sensaciones provocadas, hasta que
tengo que abandonar su húmedo y cálido sexo, se incorpora de la cama y camina
hacia el baño su andar me mantiene hechizado esas zapatillas son mágicas,
regresa con lo necesario para que me asee -una verdadera profesional-, frente a
mí me pregunta “ gustas un masaje” aunque la idea suena bien para mi es más satisfactorio
el intercambio de dialogo, nos recostamos en la cama boca abajo yo un poco
alejado de ella para poder admirar su belleza, el acento siempre es
interesante, si le sumamos el contraste de su piel con su cabello más su
naturalidad la hacen una grata compañía.
Su desnudes, sus labios, son más
interesante que muchos de mis comentarios, por lo que ocupo mis labios para
algo más productivo, saborear cada centímetro de su tersa piel, le transmito mi
necesidad de probar de su sexo, recuesta su espalda sobre la cabecera y abre
sus piernas invitándome a abrevar de su miel, me acerco gustoso para degustar
del mismo, con el primer sorbo compruebo el delicioso sabor que tiene, su olor
me encanta, mis sentidos se embriagan, no sé cuánto tiempo llevo degustando de
ella pero algo me saca de mi trance su dulce voz pidiéndome hacer un 69 -sus deseos
son ordenes-, me recuesto boca arriba y ella acomoda su cuerpo encima del mío,
dejándome saborear de su mieles, es excitante escuchar como los gemidos que
emana su boca de placer son ahogados por mi miembro que está dentro de la
misma, momento digno de recordar, los minutos pasas podría terminar ahí mismo,
pero su sexo húmedo no me permite más que pensar en sentirlo nuevamente, le
solicito mi deseo, ella dulcemente me contesta que cómo deseo poseerla, le pido
que me monte, ese escena nunca me cansara, ver como su sexo engulle el mío no
tiene precio, su cuerpo encima del mío, cada movimiento es tan placentero, mis
manos sujetan su cintura, en otros momentos su pecho, en algún momento la jalo
hacia mí para yo llevar el control de las penetraciones, nuestro olor llena la
habitación, la llevo a la orilla de la cama donde el espejo me muestra su
espalda engalanada por su pelo, seguimos disfrutándonos, aprovecho mi
complexión y la giro para quedar encima de ella, ahí aumento la velocidad de
las penetraciones, cada segundo nuestros caminos al éxtasis están por
finalizar, su cuerpo se estremece y a los pocos segundos el mío hace lo mismo,
quisiera quedarme ahí por un largo tiempo, lástima que no es posible, nos
incorporamos y nuevamente ella me da lo necesario para poder asearme, me
encanta que no tenga prisa por irse, me regala unos minutos más de platica con
nuestros cuerpos al desnudo y poco a poco comienza a arreglarse, cuando ha
terminado se toma una foto frente al espejo, no creo que retrate a la
perfección su belleza, un beso de despedida, su andar hacia la puerta siempre
enmarcado por sus zapatillas mantiene el hechizo que no se rompe con su
partida.
“…chocando tres veces los
tacones, Dorothy volvía a Kansas”, ¡ojalá escuche nuevamente tres choques en la
puerta y vuelvas a estar ahí!,. Parto hacia el camino amarillo.
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